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Historia de los imanes

La historia de los imanes comienza ya en los siglos anteriores a nuestra era. Hoy es imposible imaginar la vida sin imanes: son objetos decorativos populares, prácticas herramientas para el día a día en el taller y en almacenes y una necesidad en la industria eléctrica. Pero ¿cómo dio comienzo la historia del magnetismo y los imanes? Aquí respondemos a las preguntas más frecuentes y detallamos cómo han ido evolucionando los imanes a lo largo de los siglos.
Índice

Un repaso a la historia de los imanes

La historia de los imanes es muy compleja, por lo que aquí solo nos centramos en los puntos clave.

El filósofo Tales de Mileto descubrió las piedras magnéticas hacia el año 600 a. C.

600 a. C.: descubrimiento

El filósofo griego Tales de Mileto fue el primero en describir en sus escritos las fuerzas de atracción de las piedras magnéticas.

Para obtener información más detallada sobre el descubrimiento de las piedras magnéticas, consulte la pregunta «¿Quién descubrió el primer imán?».


Hipócrates de Cos fue el primer médico que utilizó imanes.
Hipócrates de Cos

460 - 370 a. C.: propiedades curativas de los imanes

Desde el principio, se creyó que los imanes tenían poderes curativos. Los médicos de la Antigüedad opinaban que los imanes podían extraer las enfermedades del cuerpo humano. Se les ocurrió esta idea porque el campo magnético de los imanes podía seguir atrayendo objetos de hierro incluso a través de la madera. El primer médico conocido que utilizó imanes fue Hipócrates de Cos, que vivió entre el 460 y el 370 a. C. Sin embargo, hasta hoy no se ha demostrado científicamente el efecto curativo de los imanes. Encontrará más información al respecto en nuestra sección de preguntas frecuentes «¿Se pueden usar imanes en bisutería?».
A pesar de ello, los imanes desempeñan un papel importante en la historia de la medicina. En la medicina moderna, los imanes se encuentran en las máquinas de resonancia magnética y otras aplicaciones.




La primera brújula china aún no se utilizaba para la navegación.

Siglo II a. C.: primera brújula china

Los chinos ya se servían del magnetismo en la Antigüedad: cuando buscaban jade, utilizaban una especie de brújula para encontrar el camino de vuelta a casa desde las montañas. La aguja de la antigua brújula china del siglo II a. C. era una cuchara de magnetita que apuntaba al Sur. Esta brújula recibió el nombre de «Si'nan», que se podría traducir como «señalar al Sur». Esta cuchara se colocaba en una placa con inscripciones. Con la ayuda de esta brújula original, se predecía el futuro, se alineaban los edificios y se utilizaban para las enseñanzas del Feng Shui. Más tarde, en lugar de la cuchara se utilizaba la figura de un pez o de una tortuga. Sin embargo, esta variante de la brújula era demasiado inexacta para ser utilizada en navegación.

Si desea saber más sobre la brújula, las preguntas «¿Cuándo se inventó la brújula?» y «¿Cómo se alinea la aguja de una brújula?» serán de su interés.


William Gilbert descubrió que la propia Tierra es un imán.

1600: magnetismo terrestre y origen de la electricidad

Durante mucho tiempo, hubo tres hipótesis sobre el origen del magnetismo. Algunos estudiosos creían que ciertos objetos de la superficie terrestre ejercían un efecto de atracción sobre las piedras magnéticas; otros creían en una fuente celestial; y otros sostenían que solo la propia piedra magnética era magnética. En 1600, el médico William Gilbert (1544-1603) formuló la hipótesis de que toda la Tierra era un imán. Esto se comprobó también mediante experimentos.

Desarrollo de los imanes y la electricidad
La historia del magnetismo y la electricidad están estrechamente relacionadas. La carga eléctrica se descubrió en el año 600 a. C cuando Thales von Milet frotó una piedra de ámbar sobre una piel, lo que atrajo unas plumas. El ámbar se cargó eléctricamente por la fricción. Sin embargo, Thales von MiletThales von Milet aún no podía explicar este efecto. William Gilbert lo explicó hacia 1600, casi 2000 años después de Thales von Milet y llamó a este efecto «eléctrico». En griego, ámbar se dice «élektron» y de ahí viene el término.


El primer imán artificial fue un imán compuesto.

1730: imanes compuestos, el primer imán artificial

Hasta el siglo XVII, los imanes naturales, las piedras de magnetita, eran la única fuente magnética. Los imanes artificiales se mencionan por primera vez en 1730. A Servington Savery se le ocurrió la idea de unir unas agujas magnéticas de acero durante sus experimentos. Al unirlas, se creó el conocido como «imán compuesto». Al mismo tiempo, descubrió que la fuerza magnética seguía presente después de seis meses. Así nació el imán permanente. También descubrió que, cuando dos polos magnéticos estaban unidos, podían sostener cinco veces más peso que cuando actuaban solos. Este fenómeno también se da en el imán de herradura.


François Arago consiguió magnetizar hierro con hilos bajo corriente.

1825: desarrollo del primer electroimán

El electroimán se basa en un descubrimiento de François Arago (1786-1853). Consiguió magnetizar hierro cercano con cables que estaban bajo corriente. El inglés William Sturgon (1783-1850) desarrolló el primer electroimán en forma de herradura enrollando un hilo de cobre alrededor de un soporte de hierro. Cuando los hilos de cobre estaban bajo corriente, el imán podía elevar objetos de hierro pesados. En cuanto se retiraba la corriente, el objeto también se desprendía del imán. En 1830, estos imanes de herradura eléctricos podían levantar objetos de hasta 500 kg.




Con cuatro ecuaciones de Maxwell se calculan los efectos eléctricos y magnéticos del electromagnetismo.

1864: ecuaciones de Maxwell

En 1864, el físico James Clerk Maxwell revolucionó la Física al encontrar una forma de calcular todos los efectos eléctricos y magnéticos del electromagnetismo. Sus cuatro ecuaciones de Maxwell, conocidas hasta hoy en día, son las ecuaciones fundamentales de la electrodinámica. En sus observaciones, Maxwell se dio cuenta de que los fenómenos eléctricos y magnéticos no se producen de forma independiente. Para más información sobre este tema, consulte «Ecuaciones de Maxwell» en «Magnetismo A-Z».




La aleación de los imanes de neodimio se descubrió en 1982.

1982: descubrimiento de la aleación de los imanes de neodimio

Los imanes de neodimio, tal y como los conocemos hoy, tienen una aleación de neodimio-hierro-boro. Esta aleación se abrevia con NdFeB y fue desarrollada de forma independiente en 1982 por el Departamento de Investigación de la compañía automovilística General Motors y por el físico japonés experto en estado sólido Masato Sagawa.
La mayoría de los productos de nuestra gama son imanesde neodimio-hierro-boro. Encontrará más información sobre la fabricación de imanes de neodimio en nuestra sección de preguntas frecuentes en «Proceso de fabricación de imanes de neodimio».



¿Cuántos tipos de imanes existen en la actualidad?

Además de los imanes naturales, actualmente también existen imanes producidos artificialmente. Estos últimos se dividen principalmente en imanes permanentes y electroimanes.

Imanes permanentes

Los imanes permanentes están hechos de material magnetizado ferromagnético y se fabrican industrialmente. Con este tipo de imanes, la magnetización sigue siendo permanente, incluso después de que se desactive el campo magnético que los imantó. Tampoco necesitan electricidad para el campo magnético. Entre los imanes permanentes, se encuentran los imanes de neodimio y los imanes de ferrita de nuestra gama. Encontrará más información sobre este tipo de imán en «Magnetismo A-Z» en el apartado «Imán permanente» y en la sección de preguntas frecuentes «Imanes de ferrita e imanes de neodimio».

Electroimanes

A diferencia de los imanes permanentes, los electroimanes necesitan electricidad para crear un campo magnético. Los electroimanes se utilizan principalmente en la industria, ya que pueden activarse y desactivarse según las necesidades, y la corriente puede regular la intensidad del campo magnético. Para más información sobre este tipo de imán, véase «Magnetismo A-Z» en el apartado «Electroimán».
También puede informarse más a fondo sobre la diferencia entre imanes permanentes y electroimanes en nuestra sección de preguntas frecuentes «Electroimanes e imanes permanentes».





Preguntas interesantes sobre el descubrimiento de los imanes y el magnetismo


Las piedras magnéticas se forman a partir de lava ferruginosa, la cual se enfría en la superficie.
Campo magnético de la Tierra

¿Cómo surgen los imanes naturales?

El mayor imán conocido es la propia Tierra. Esto se debe a que nuestro planeta azul también cuenta con un campo magnético. Este campo magnético terrestre se genera en el interior de la Tierra; más concretamente, en el núcleo externo de la Tierra. La lava del núcleo externo de la Tierra contiene hierro y níquel fundidos. Mediante una compleja interacción entre la rotación de la Tierra y los flujos de estos metales líquidos, se genera electricidad, que a su vez crea un campo magnético. Cuando esta lava con hierro llega a la superficie de la Tierra, se mezcla con el dióxido de carbono y, a continuación, se enfría. Así se produce magnetita, un óxido de hierro. Estas piedras de magnetita siguen portando el campo magnético generado de forma natural, incluso después de enfriarse. Así pues, los imanes se crean a través del vulcanismo.

Nota: El hecho de que la propia Tierra sea un gran imán no fue descubierto hasta el 1600 por el médico William Gilbert.

¿Quién descubrió el primer imán?

Cuentan las crónicas que el filósofo Tales de Mileto descubrió el efecto de las piedras magnéticas hacia el año 600 a. C. El filósofo griego explicó que la atracción de las piedras magnéticas naturales se debía al hecho de que tenían que poseer alma, ya que los imanes siempre funcionaban y provocaban movimientos como los seres vivos. Sin embargo, no existen registros directos de Tales de Mileto; los escritos de los filósofos griegos posteriores sirvieron de fuente para estas conclusiones. Dado que Tales de Mileto fue la primera persona en percibir conscientemente la electricidad y el magnetismo, la historia de la física eléctrica y magnética también comienza con él.

Las piedras magnéticas poseen un campo magnético natural.

¿De dónde viene la palabra magnetismo?

Quien esté interesado en el origen del término «magnetismo», deberá recurrir a dos fuentes diferentes:
  1. El nombre se remonta al descubridor de las piedras de magnetita. Una referencia a esta teoría se puede encontrar en un escrito de Cayo Plinio, un erudito romano en el campo de las ciencias naturales. En el año 77, Plinio describió que el nombre griego de las rocas de magnetita, «lithos magnes», se remontaba a un pastor griego llamado Magnes. Este pastor descubrió la magnetita por casualidad cuando se quedó pegado a estas rocas con su bastón de hierro y los clavos de sus zapatos mientras escalaba el monte Ida. Sin embargo, esta explicación del pastor Magnes es una leyenda.

  2. El nombre se remonta al lugar donde se encontraron piedras de magnetita. La magnetita se hallaba, entre otros lugares, en Magnisia, una región de Grecia. Otro posible lugar es la antigua ciudad de Magnesia, en la actual Turquía.

¿Cuándo se inventó la brújula?

Existen dos tipos de brújulas utilizadas en navegación, la brújula húmeda y la brújula seca. La brújula húmeda era conocida en China desde la Antigüedad. Sin embargo, para navegar, los chinos no utilizaron la brújula húmeda hasta el siglo XI. En este tipo de brújula, la aguja apunta principalmente al Sur. En 1269, Petrus Peregrinus de Maricourt inventó una aguja magnética que se colocaba en seco en un pasador. Lo describió en su obra «Epistola de magnete». Ya en el siglo XIII, surgió la brújula actual con su característica rosa de los vientos.

¿Cómo se alinea la aguja de una brújula?

La propia aguja de una brújula también es magnética y se alinea con el campo magnético de la Tierra. Dado que el polo norte y el polo sur se atraen mutuamente, las dos agujas de la brújula se ven atraídas por el polo norte o el polo sur geográfico. Por tanto, la parte de la aguja marcada en rojo siempre apunta al norte, independientemente de cómo se gire la brújula. Sin embargo, esta explicación de la alineación de la aguja con el campo magnético terrestre solo fue revelada por William Gilbert hacia 1600.